sábado, 23 de abril de 2011

Breve Resumen de la Historia de las Cruzadas



Breve Resumen de la Historia de las Cruzadas


I
Antecedentes

                                                                                    
 " ¿Quién era ese Dios  que los impulsaba contra el todopoderoso Alláh?”
(Saladino, El Unificador del Islam, G. Chauvel)

   En el año 1095 en la ciudad de Clermont-Ferrand, en Auvernia se celebro un concilio a puertas serradas  con la participación de una quincena de arzobispos, unos ochenta obispos y noventa abades, gran cantidad de laicos de diversos rangos y condiciones, peregrinos, caballeros, comerciantes (según otras fuentes 14 arzobispos, 250 obispos, y 400 abades); dicho concilio duró unos diez días. El 28 de noviembre, el Papa de entonces, Urbano II, después de viajar a través de Borgoña y el sur de Francia, se dirigió a la muchedumbre que se encontraba fuera de la Iglesia de Notre Dame du Port, pronunciando un discurso que motivará la primera cruzada Popular. Prometiendo la inmediata remisión de los pecados por libertar a los cristianos sufrientes a manos de los infieles y “paganos de Persia” convocó al pueblo a “marchar a Oriente, recorrer las rutas de peregrinación hacia Jerusalén, luchar en el camino, convertirse en guerreros de Cristo, acudir en ayuda de los hermanos de Oriente”.  Los miedos esenciales que acosaban a Europa en el año 1000, cuando el ignoto horizonte del nuevo milenio enfatizaba sus temores de la llegada de Apocalipsis daban más sentido y fundamento a la convocación del pontífice. Por otro lado, el hambre que azotaba a la población europea de aquél entonces llevándola frecuentemente al canibalismo, era otra razón importante de acudir al llamado papal.
       De acuerdo a la tradición, Urbano II se quitó la túnica litúrgica de color rojo que fue cortada en finas tiras y entregada a muchos de los presentes que hicieron con ellas cruces en sus ropas sobre sus pechos y hombros. “Dios lo quiere”- esa fue la respuesta de la muchedumbre como el voto solemne, que a su vez se convertirá en el lema de las cruzadas. Quizá la primera Cruzada llamada la Cruzada Popular era la única impulsada por la fe y valores religiosos; las cruzadas posteriores tenían otros intereses como la voracidad de conquista, colonialismo, enriquecimiento y aventura.
    Los cristianos occidentales tenían al Santo Sepulcro como a la reliquia más venerada y estaban listos a afrontar cualquier peligro para poder visitarlo. Una de las causas del comienzo de las Cruzadas era el ascenso de los turcos seldjúcidas islamizados que amenazaban la independencia del imperio bizantino y de todos los cristianos. Estos bárbaros de raza amarilla atacaban con frecuencia a los peregrinos que se dirigían a Tierra Santa para visitar los Santos Lugares. La dinastía de los seldjúcidas fue llamada así por un miembro de una tribu de los uguz,  Seldjuk. El sultanato seldjúcida muy pronto se convirtió en un estado militar jerarquizado según el modelo persa con burocracia irania en sus puestos de mando comandado por los jefes turcos. A causa de conflictos dinásticos y posteriormente de los mongoles,  el imperio de los Grandes Seldjúcidas se dislocó, surgiendo así un nuevo sultanato en Anatolia bizantina que duró entre 1077 y 1307; con Ertugrul Gazi (1190-1282) tendrá un protagonismo importante en la formación del Imperio otomano (1299-1909).

         No obstante, los turcomanos que lograron entrar victoriosamente a Constantinopla, no eran la única  amenaza para la cristiandad; también lo eran los propios cristianos, los bárbaros normandos que se asentaban en la Península Itálica, cuyos territorios del Sur pertenecían a Bizancio. Eran bárbaros al igual que los turcomanos y la desestabilización regional que habían causado era incomoda para el papado que en un principio buscó la alianza con Bizancio para combatirlos. La diferencia cultural entre un habitante cualquiera de la península Itálica y un normando cristiano era muy notable; hasta la aparición del factor normando las relaciones entre el mundo cristiano y el musulmán se desarrollaban en un marco cultural mediterráneo común que fue perturbado por los normandos de parte del Occidente y por los turcomanos de parte del Oriente. Las colonias de sirios habían introducido las ideas religiosas, arte y cultura de Oriente en las grandes ciudades de Galia y de Italia. Los cristianos occidentales a su vez viajaron en grandes cantidades a Siria, Palestina, y Egipto, sea para visitar los Lugares Santos o para seguir la vida ascética de los monjes de la Tebaida o del Sinaí. Aun existe el itinerario de un peregrinaje de Burdeos a Jerusalén, que data de 333; en 385 San Jerónimo y Santa Paula fundaron los primeros monasterios latinos en Belén.
      A pesar de ser cristianos, los normandos al tomar los primeros contactos con Inglaterra y Francia no respetaban a la población, arrasaban viviendas y monasterios, motivando así las medidas de precaución militar en todos los países europeos que se encontraban cerca de la costa atlántica; hasta la España musulmana se vio amenazada por ellos. Con el paso del tiempo se fueron “civilizando” y recibieron de un rey francés Carlos el Simple un feudo del noroeste de Francia llamado Normandía. Los bárbaros del norte cambiaron su dialecto noruego por el idioma francés, formando un reino sólido y bien organizado. Para el papado los normandos tuvieron gran importancia; si bien al principio el propio Papa León IX los ha combatido frente a sus ejércitos, cayendo prisionero de los normandos por un año, no tardó en ver en sus captores un posible aliado para asegurar su autoridad en la Península Itálica. No tardaron en mediar pactos de ayuda mutua entre Roma y los jefes normandos que disputaban a los moros el control del Mediterráneo occidental.
  Volviendo a los turcomanos, éstos en 1070 tomaron Al Qouds (nombre árabe de Jerusalén) y en 1091 Diógenes, el emperador griego, fue derrotado y hecho cautivo en Mantzikert. Luego de la batalla de Mantzikert Bizancio se encontraba debilitado política y militarmente, ya que con la pérdida de Anatolia (que al principio fue recuperada por el emperador Basilio II, lo cual constituyó un error a largo plazo, ya que al desaparecer un reino independiente, Bizancio tuvo que frenar sin éxito a los turcomanos) el Imperio quedó privado de su abastecimiento logístico y humano; por ende Roma de Oriente debió pedir ayuda al Occidente.
El pontífice León IX que ya habíamos mencionado tenía un consejero Hildebrando que fue coronado con el nombre de Gregorio VII en el año 1073. Los vasallos de Enrique IV, el emperador de Alemania, se sublevaron contra el Papa cuando éste los desligó del juramento de fidelidad al césar, por lo cual el mismo Enrique le imploró perdón al pontífice y de hecho fue perdonado en el Castillo de Canossa. Pero una vez recuperada su autoridad sobre los alemanes le declaró la guerra al Papa que se vio obligado a  huir de Roma solicitando auxilio a los sicilianos. Dicho suceso histórico se denomina como “La Guerra de las Investiduras” (Enrique IV rehusó aceptar la prohibición que el Pontífice impuso sobre la investidura de los feudales eclesiásticos por el emperador del Sacro Imperio Romano)  Se dice que Gregorio VII exclamó: “Amé a la justicia y aborrecí  la iniquidad. Por eso muero en el destierro” (R. Ballester, Historia de los papas, p.103). Enrique IV lo nombró un antipapa a lo cual Gregorio respondió con la excomunión. Entre los diversos episodios de la lucha con el emperador, después de Víctor III  sube al solio pontifical Urbano II (1088-1099), Papa de origen francés que será el Papa de las Cruzadas.

       La división habitual de las cruzadas consiste en 8 partes:
- la primera, 1095-1101
 - la segunda, encabezada por Luis VII, 1145-1147
- la tercera, conducida por Felipe Augusto y Ricardo Corazón de León, 1188-1192
- la cuarta, durante la cual Constantinopla fue tomada, 1204
 - la quinta, que incluyó la conquista de Damietta, 1217
-la sexta en la que Federico II tomó parte, 1228-1229, así como Teobaldo de Champaña y Ricardo de Cornualles 1239
- la séptima, liderada por San Luis, 1249-1252
 - la octava, también bajo la dirección de San Luis, 1270.
 Esta división es arbitraria y excluye muchas expediciones importantes, entre ellas las de los siglos XIV y XV.
  Una división más científica se basa en la historia de las colonias cristianas en Oriente; por consiguiente el tema se tratara en el siguiente orden:
I.                   Origen de las Cruzadas;
II.                Fundación de estados cristianos en Oriente;
III.        Primera destrucción de los estados cristianos (1144-87);
IV.        Intentos de restaurar los estados cristianos y la cruzada contra San Juan de                 Acre (1192-98);
V.                  La cruzada contra Constantinopla (1204);
VI.               Las cruzadas del siglo XIII (1217-52);
VII.             Pérdida final de las colonias cristianas de Oriente (1254-91);
VIII.          La cruzada del siglo XIV y la invasión otomana;
IX.                La cruzada en el siglo XV;
X.                  Modificaciones y persistencia de la idea de cruzada.
Según los distintos historiadores, las fechas propuestas que marcan su finalización van desde 1291 (toma de Acre por los musulmanes mamelucos) hasta incluso 1798, cuando Bonaparte conquistó Malta a los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, una orden militar establecida durante las Cruzadas. “ Algunos afirman también que el 11 de diciembre de 1917 es la fecha apropiada. Ese día, el general inglés Sir Edmund Allenby (1861-1936), comandante en jefe aliado contra Turquía y Alemania en el frente de Palestina durante la primera guerra mundial, entró con el Ejército británico en Jerusalén y proclamó: «¡Hoy terminaron las cruzadas!» El general Henri-Joseph-Eugène Gouraud (1867-1946), comandante en jefe francés y Alto Comisionado en Siria (1919-1923), hizo otro tanto al entrar a Damasco en julio de 1920. Cuando sus tropas ocuparon la milenaria ciudad se dirigió al mausoleo de Saladino, vecino a la mezquita de los Omeyas, y pronunció la famosa frase frente a su tumba: «Ya volvimos... Saladino».(R.H Shamsuddin Elía, http://www.organizacionislam.org.ar/civilizacion/otomanos.htm)
          Como ya habíamos dicho en 1070 Jerusalén fue tomada, y en 1091 Diógenes, el emperador griego, fue derrotado en Mantzikert. Asia Menor y toda Siria se volvieron la presa de los turcos. Antioquía cayó en 1084, y para 1092 ni una de las grandes sedes metropolitanas de Asia permanecía en posesión de los cristianos. Los emperadores de Constantinopla suplicaron por la ayuda de los papas; en 1073 se intercambiaron cartas sobre el asunto entre Miguel VII y Gregorio VII.
        Urbano II seriamente consideró la posibilidad de liderar unos 50.000 hombres a Oriente para restablecer la unidad cristiana y rescatar el Santo Sepulcro del dominio turco. Pero la idea de la cruzada constituía sólo una parte se su plan (las cartas de Gregorio VII están en P. L., CXLVIII, 300, 325, 329, 386; cf. discusión crítica de Riant in Archives de l'Orient Latin, I, 56.) El conflicto sobre las Investiduras en 1076 obligó al papa a abandonar sus proyectos; los emperadores Nicéphoro Botaniates y Alejo Comnen se resistían a la unión religiosa con Roma. Alejo o Alexis Comneno (1048-1118), emperador bizantino (1081-1118), fue coronado en un momento en que el Imperio bizantino estaba amenazado por enemigos en todas sus fronteras. Alejo comenzó su reinado aliándose con los venecianos para resistir a los invasores normandos dirigidos por Roberto Guiscardo en Grecia. En 1095 Alexis pidió ayuda al Papa Urbano II para recuperar Anatolia, en manos de los selÿukíes, al mismo tiempo que se producía la llegada de la primera Cruzada. Si bien con su ayudá recuperará Anatolia, no podrá impedir que los cruzados formen sus estados independientes en siria y Palestina.
       Finalmente la guerra estalló entre el imperio bizantino y los Normandos de las Dos Sicilias. Fue el Papa Urbano II quien asumió los planes de Gregorio VII y les dio una forma más definida. Una carta de Alejo Comneno a Roberto, conde de Flandes, registrada por los cronistas parece dar a entender que la cruzada fue instigada por el emperador bizantino, pero esto se ha probado falso; Alejo sólo había querido integrar quinientos caballeros flamencos en el ejército imperial. La idea de la cruzada se atribuye principalmente al Papa Urbano II.
Durante la exposición del presente trabajo es imposible omitir el tema de las órdenes militares que surgen como protectores del santo patrimonio cristiano, aunque no nos será posible poder ahondar demasiado en sus respectivas historias debido a la extensión del trabajo limitada.  La Soberana Orden Militar del Hospital de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, que también fue llamada como la Orden de los Caballeros Hospitalarios, fue fundada en 1113 luego de la formación del reino latino de Jerusalén aprobado por el papa Pascual II y confirmado por el papa Eugenio en 1153, con la función de proteger un hospital construido en Jerusalén antes de las Cruzadas. Los Hospitalarios, como su nombre lo indica, había sido originalmente un grupo caritativo que asistía a los peregrinos enfermos y cansados en el Hospital de St John en Jerusalén. Su servicio en el Este era paralelo al de los Templarios , y el más grande y más famoso de los castillos de los cruzados , Krak de Chevaliers, fue construido por ellos . Desde 1309 la órden residía en su cede central en la isla de Rodas; se encargaba de alejar a los musulmanes de la parte este del Mar Mediterráneo, atacando y asesinando a los peregrinos que se dirigían a la Meca. En 1312 la Orden de los Hospitalarios recibe las propiedades de los Caballeros Templarios, de los cuales hablaremos más adelante en detalle. En 1522 los caballeros hospitalarios han sido expulsados de Rodas por el sultán otomano Soliman I el Magnífico, así no tuvieron lugar donde asentarse hasta el año 1530, cuando les fue cedida la isla de Malta por Carlos V. Durante la Revolución francesa los caballeros de Malta perdieron sus propiedades en Inglaterra, Francia y Alemania, ya que los revolucionarios bajo el mando de Napoleón se apoderaron de Malta en 1798 terminando así con 700 años de predominio de la orden.

II. La primera Cruzada

Dien li Volt

Las cruzadas tuvieron su comienzo formal 27 de noviembre de 1095. Así habló el pontífice ante los presentes: “«Oh raza de los francos, raza amada y escogida por Dios... De los confines de Jerusalén y de Constantinopla llegan graves noticias de que una raza maldita, completamente alejada de Dios, ha invadido violentamente las tierras de esos cristianos y las ha despojado valiéndose del saqueo y el fuego. ¿A quién corresponde, pues, la labor de vengar esos agravios y recuperar ese territorio más que a vosotros... No os detenga ninguna de vuestras posesiones ni la ansiedad por vuestros asuntos familiares. Pues este país que ahora habitáis, cerrado en todas partes por el mar y las cumbres montañosas, es demasiado pequeño para vuestra gran población; apenas da alimento bastante para los que lo cultivan. Por eso os asesináis y devoráis unos a otros, por eso hacéis la guerra y muchos de vosotros perecéis en la lucha civil.Aléjese el odio de vosotros; terminen vuestras peleas. Emprended el camino que va al Santo Sepulcro; arrebatad esa tierra a una raza perversa y estableced allí vuestro dominio. Jerusalén es la tierra más fructífera, un paraíso de deleites. Esa ciudad real, situada en el centro de la tierra, os implora que acudáis en su ayuda...» (R.H Shamsuddin Elía, Introducción a las cruzadas, de F. Ogg: Source of Medieval History, Nueva York, 1907, págs. 282-288).
       La muchedumbre ha respondido con un gran entusiasmo a la convocación de Urbano II: cantidades de peregrinos, predicadores de la cruzada, aparecieron por doquier, inclusive mujeres y niños. “En muchos casos mujeres y niños insistían en acompañar a sus maridos o padres, quizá con razón, pues pronto se alistaron prostitutas para servir a los guerreros (William James Durant, por  R.H Shamsuddin Elía, Introducción a las cruzadas). Hordas de gente sin dinero y con armamentos pésimos, que pasando por el valle del Danubio asesinaron a los judíos en Alemania y Bohemia,  como los cinco mil individuos, dirigidos por el monje Gottschalk y  los que avanzaban desde las Provincias Renanas al mando del conde Emicón de Leiningen. Cada grupo de cruzados se tenía que autofinanciar y ser responsable ante su respectivo jefe.
               Pedro el Ermitaño, que luego de un peregrinaje a Jerusalén y una visión en la iglesia del Santo Sepulcro fue a ver a Urbano II, quedando así comisionado por el papa a predicar la cruzada, logró llegar a Constantinopla (actual Estambul, Turquía) donde se tenían que reagrupar todos,  junto con un caballero alemán Gautier Sans Avoir y sus desorganizadas tropas. Como era de esperar, la desorganización que reinaba entre la gente, el hambre, las pestes y la insatisfacción obligaron a los cruzados a saquear los palacios, casas e iglesias de los suburbios de Constantinopla. Alejo, en vez de alimentar a la muchedumbre satisfactoriamente, la mandó en las naves a cruzar el Bósforo y aguardar allí a los cruzados mejor armados. Sin embargo, la muchedumbre, sedienta de sangre, impulsada por el hambre y la impaciencia decidió marchar sobre Nicea, donde un destacamento de los turcos, expertos en el tiro con arco, masacró y aniquiló casi por completo a la primera división de los cruzados. Pedro el Ermitaño regresó a Constantinopla donde vivió hasta el dia de su muerte en 1115. Más tarde se unirá al ejército de Godofredo, que conquistó Jerusalén en el año 1099.

         El 23 de diciembre de 1096 el duque de Baja Lorena, cruzando Hungría llegó a Constantinopla. Una gran cantidad de guerreros era proporcionada por los normandos,  guerreros natos y siempre deseosos de luchar. Los normandos italianos estaban dirigidos por Bohemundo de Tarento (1058-1111), para quien la cruzada era una posibilidad de crearse un reino en oriente. El más destacado de los caballeros francos era Raimundo de Saint-Gilles, conde de Tolosa (1042-1105). Los franceses del sur, bajo su dirección, así como de Ademar de Monteil, obispo de Puy y legado papal, empezaron a avanzar batallando por los valles longitudinales de los Alpes Orientales y, después de conflictos sangrientos con los eslavos, llegaron a Constantinopla a fines de abril de 1097Los que encabezaron a los flamencos y valones han sido dos hermanos: Godofredo y Balduino (1058-1118). Roberto Courte-Heuse, duque de Normandía, y el conde Esteban de Blois, llevaron bandas de franceses y normandos por los Alpes hacia Constantinopla y se reunieron allí en mayo de 1097. “ Muy pronto estuvieron en marcha por distintas rutas cuatro grandes ejércitos de cruzados: el de los lorenenses, flamencos y alemanes a las órdenes de Godofredo de Bouillon y Balduino; el de los normandos de Italia, con Bohemundo de Tarento y su sobrino Tancredo; el de los languedocianos, conducido por el conde Raimundo de Tolosa y finalmente el de los francos y normandos, con Roberto de Normandía (1054-1134), hijo de Guillermo I el Conquistador (1027-1087). Eran, respectivamente, cuatro temperamentos: los más sinceros, los más astutos, los codiciosos y los más valientes” (R.H Shamsuddin Elía, Introducción a las cruzadas
         La llegada de los ejércitos en Constantinopla originó mucha confusión e inquietudes, provocando malos entendidos entre los cristianos latinos y griegos. Alejo, alarmado por la invasión, transportó a Asia Menor cada ejército occidental en el orden de su llegada, pidiendo además a los jefes de la cruzada de restaurar al imperio griego las tierras que iban a conquistar. Godofredo de Bouillon, Bohemundo, Roberto Courte-Heuse, Esteban de Blois, y los otros jefes cruzados le dieron el juramento que el emperador había pedido. No obstante Raimundo de Saint Gilles se había negado a hacerlo.
     El 14 de mayo los cruzados sitiaron la ciudad de Iznik (Nicea) que se rindió un mes más tarde, el 19 de junio, dejándo así abierto el camino hacia el norte de Siria, hacia Antioquía (aunque si bien los turcos entregaron la ciudad, Alejo que había negociado con ellos, había prohibido la entrada de los cruzados). El primero de julio los turcos fueron vencidos en la batalla de Dorilea, antigua ciudad frigia y romana, hoy Eskishehir, Turquía. En septiembre 1097, Tancredo y Balduino, hermanos de Godofredo de Bouillon entraron en territorio armenio. En Tarsus una pelea casi estalla entre ellos, luego se reconciliaron. Tancredo tomó posesión de las ciudades de Cilicia, mientras Balduino cruzó el Eufrates en octubre, 1097, y, después de casarse con una princesa armenia, fue proclamado Señor de Edesa (hoy Urfa)
           El 20 de octubre los cruzados llegan a Siria y sitian la ciudad amurallada y fortificada de Antioquia, protegida por unas 450 torres y bien abastecida con provisiones.Bohemundo negoció con un jefe turco que entregó una de las torres, y en la noche del 2 de junio, 1098, los cruzados tomaron Antioquía por asalto. Sin embargo al día siguiente fueron sitiados dentro de la ciudad por el ejército de Kerbûga, ámel de Mosul. Las enfermedades y el habmre reinaban por doquier, muchos lograron escapar, entre ellos Esteban de Blois. Si bien el ejército de Kerguga ha sido rechazado ( 28 de junio de 1098), los jefes de las cruzadas no partieron en seguida hacia Jerusalén sino hasta 13 de enero de 1099, ya que entre ellos surgieron disputas por el dominio sobre la Antioquía. Finalmente esta quedó en posesión de Bohemundo, mientras que Raimundo tomó Tripoli. Godofredo y Roberto de Flandes se unieron a Bohemundo, Tancredo y Roberto de Normandía en Tripoli y el 7 de junio acompañados ellos de unos doce mil seguidores (algunos hablan de veine mil) los comenzaron el sitio de Jerusalén; este se encontraba bajo control de los musulmanes fatimíes. La ciudad estaba bien preparada para afrontar el sitio, por los cruzados se tuvieron que valer de la ayuda de los refuerzos llegados de Génova que entre otras cosas traían recién construidas máquinas de asedio.



La Primera Cruzada

El ataque comenzó el 14 de julio de 1099. Al día siguiente la ciudad fue tomada por los cristianos, que masacraron a sus habitantes sin hacer distinciones de edad ni sexo. Godofredo de Bouillon fue nombrado como el “defensor del Santo Sepulcro”. “Raimundo de Aguilers, canónigo de Puy y capellán de los invasores, escribió en sus memorias “Maravillosos espectáculos alegraban nuestra vista. Algunos de nosotros, los más piadosos, cortaron las cabezas de los musulmanes; otros los hicieron blancos de sus flechas, haciéndoles caer de los tejados de las mezquitas; otros fueron más lejos y los arrastraron a las hogueras. En las calles y plazas de Jerusalén no se veía más que montones de cabezas, de pies y manos: y sin embargo esto no es nada comparado con lo otro... Se derramó tanta sangre en la mezquita edificada sobre el antiguo templo de Salomón, que los cadáveres de los fanáticos de Mahoma nadaban en ella arrastrados a uno y otro punto. Veíanse flotar manos y brazos cortados que iban a juntarse con cuerpos que no le correspondían; en muchos lugares la sangre nos llegaba a las rodillas, y los soldados que hacían esta carnicería apenas podían respirar debido al vapor que de ella se exhalaba. Cuando no hubo más musulmanes que matar, los jefes del ejército se dirigieron en procesión a la iglesia del Santo Sepulcro para la ceremonia de acción de gracias” (R.H Shamsuddin Elía, Introducción a las cruzadas, de Raimundo de Aguilers: Historia Francorum qui ceperunt Iherusalem, en R.H.C. Occ., vol. III). Setenta mil almas murieron en 8 días. Los cronistas hablan de los actos de vandalismo que se cometieron luego por los “defensores cristianos”, entre ellos violaciones de cadáveres y canibalismo.
           El 12 de agosto del mismo año un ejército egipcio que venía a socorrer a los fatimíes fue derrotado en Ascalón. Luego de este episodio se fundó el Reino Latino de Jerusalén que durará 88 años, lo cual posteriormente se deberá a las discordias internas del mundo islámico; el interior de Palestina permanecerá bajo el dominio musulman, ya que los francos no tenían fuerza suficiente como para apoderarse de Alepo, Hamah o Damasco.  Divisiones familiares, ambiciones personales y rivalidades de pensamiento y escuelas teológicas han contribuido decicivamente a la victoria de la primera cruzada. Un sultán reinaba en Irán, otro en el Asia Menor; Alepo tenía su propio soberano y Damasco igualmente.Como si todo esto fuera poco, los fanáticos bebedores de hashish, llamados por los francos «asesinos» (en árabe hashashiyyín; también denominados nizaríes, secta escindida del ismailismo) desunían a los musulmanes
         Por una vez más Urbano II proclamó la cruzada, y en 1101 tres expediciones cruzaron Europa
bajo la dirección del conde Esteban de Blois, del duque Guillermo IX de Aquitania, y de Welf IV, duque de Baviera. Los tres lograron llegar a Asia Menor, pero fueron masacrados por los turcos. 
        A la muerte de Bohemundo en 1111, Tancredo se negó a respetar el tratado que había pactado con Alejo y retuvo Antioquia. Godofredo de Bouillon murió en Jerusalén el 18 de julio, 1100. Su hermano Balduino de Edesa fue coronado rey de Jerusalén en la Basílica de Belén el 25 de diciembre del mismo año. Dos años más tarde con la ayuda de los Noruegos y el apoyo de flotas genovesas, pisanas y veneciana, Balduino inicia la conquista de los puertos de Siria y en 1124 toma Tiro. Hasta ahora la propiedad común de todo el mundo cristiano, que estaba subordinado al papa, consistía de un territorio extenso entre el Eufrates y la frontera egipcia, incluyendo cuatro principados casi independientes: el reino de Jerusalén, el condado de Trípoli, el principado de Antioquia y el condado de Edesa.  
       Los resultados de la primera Cruzada con conquista de Jerusalén encendieron fuertes deseos de aventura y gloria tanto material como celestial
.

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